A todos se nos ha quedado alguna vez olvidado un limón en el fondo de la nevera y cuando hemos ido a cogerlo era de color azul. Aquí no había duda a la hora de tirarlo a la basura, sin embargo, en otras ocasiones, no somos tan decididos. Todos lo hemos hecho alguna vez: vemos que la rebanada de pan tiene un poco de moho y lo raspamos hasta que no queda rastro o vemos un poco flotando en la mermelada, lo quitamos con cuidado y untamos la tostada ya despreocupados, pero ¿es esta práctica efectiva? ¿Es seguro consumir un alimento después de quitar el moho?
¿Por qué no vale con quitar el moho de un alimento?
El moho es un tipo de hongo que se caracteriza por la capacidad de producir esporas y que causa el deterioro de los alimentos, apareciendo en la superficie de estos con tonalidades azul verdosas, blancas o grisáceas.
El mayor problema del moho es que pensamos que lo perjudicial es ingerirlo y que, por lo tanto, con quitarlo, eliminamos el problema. Pero no es así. De hecho, el moho en sí, por lo general, no supone ningún riesgo para nuestra salud, incluso algunos se utilizan en la industria alimentaria, como Penicillum para elaborar quesos; y seguro que alguna vez te has comido algo con un poco de moho sin querer y no te ha pasado nada, pero es muy difícil diferenciar cuáles son inofensivos y cuáles no.
Lo que hace que algunos tipos de moho sean peligrosos es que algunos de ellos pueden producir micotoxinas. Estas no se ven pero pueden haber contaminado el resto del alimento aunque parezca estar en perfecto estado. Las micotoxinas son sustancias tóxicas que pueden ser perjudiciales para la salud, provocando desde malestares gastrointestinales al poco tiempo de ingerirlas, si se trata de una intoxicación aguda; a problemas mayores y más serios como algunos tipos de cáncer ya que muchas micotoxinas se acumulan en el organismo dando lugar a una intoxicación crónica. Por lo que lo de decir “yo siempre he quitado el moho y me he comido el resto del alimento y nunca me ha pasado nada” es una completa estupidez. Quizá nunca hayas tenido una intoxicación aguda, pero a saber la que estás liando por dentro.
Sin embargo, que el alimento entero pueda estar o no contaminado va a depender del tipo de alimento del que se trate. En aquellos alimentos que son duros (es decir, tienen bajo contenido en agua), como quesos y embutidos duros o frutas y verduras duras, simplemente quitar la parte mohosa (y un poco más para asegurar) puede ser aceptable porque las micotoxinas no se propagan igual de bien que en alimentos blandos como pan, pasta, mermeladas, frutas y verduras blandas, yogures, estofados… donde la presencia de moho puede ser un indicador de que todo el alimento está contaminado ya que se habrá propagado por el agua que contienen. Aún así, siempre es mejor asegurarse y descartar el alimento, sea el que sea.
Y cuando retiremos o manipulemos alimentos con moho debemos tener mucho cuidado para no contaminar otros alimentos. No deberemos moverlos mucho para que las toxinas no caigan y contaminen otros alimentos o superficies, deberemos limpiar bien cualquier cosa que haya entrado en contacto y procuraremos no acercarlo demasiado a las fosas nasales porque podemos aspirar las esporas.
Conclusión
Por si acaso, siempre será mejor desechar un alimento si tiene algo de moho, pero esto será imprescindible si se trata de un alimento blando, pues podría estar contaminado por completo sin que lo sepamos y, aunque su ingesta pueda no ocasionarnos síntomas inmediatos, podría desencadenar problemas más serios a largo plazo.