Añadimos a un bol los ingredientes secos: la harina, la levadura, la sal y el ajo en polvo.
Añadimos el yogur y el agua y mezclamos bien. Amasamos con las manos durante unos minutos. Si vemos que se nos pega mucho, añadimos un poco más de harina.
Hacemos una bola, la tapamos con papel de film y refrigeramos durante un par de horas.
Pasado este tiempo la sacamos de la nevera y dividimos la masa en cuatro porciones.
Amasamos cada porción dándole forma aplanada y redonda y las cocinamos en una sartén con un poco de aceite de oliva unos dos minutos por cada lado, hasta que estén hechas por dentro.
En un mortero machacamos 3 dientes de ajo y mezclamos bien con un chorrito de aceite de oliva. Pintamos los panes con un poco de aceite con un pincel y terminamos añadiendo un poco de perejil por encima.