Existen muchos alimentos que se han puesto de moda por lo saludables que se supone que son pero que en realidad no lo son tanto y cuando optamos por ellos para bajar de peso o simplemente cuidar nuestra salud podemos estar haciendo el efecto contrario. Que un producto se catalogue como “natural”, “orgánico”, “bajo en grasa”, “rico en fribra”, etc, no lo hace directamente saludable. No nos podemos dejar llevar por los reclamos de las etiquetas y es importante saber leer la lista de ingredientes.
Aquí te explico 15 alimentos que solemos considerar saludables y que en realidad no lo son:
1. Barritas energéticas
Ya hemos visto en este blog que las barritas energéticas, aunque se venden como un gran suplemento dietético, por lo general contienen grandes cantidades de azúcares, endulzantes artificiales y grasas de mala calidad. Para escoger la mejor opción es importante leer la lista de ingredientes y la tabla nutricional. Escoger las que son a base de cereales integrales, frutos secos, semillas y estén endulzadas de forma natural con fruta y que no contengan edulcorantes artificiales o grasas hidrogenadas.
2. Tortitas de arroz
Las tortitas de arroz, de maíz o de trigo, se venden como el snack perfecto para aquellos interesados en cuidar la línea, debido a su baja cantidad de calorías y por la sensación de saciedad que aportan (aunque esta se debe principalmente al aire). Sin embargo, se trata de un producto altamente refinado, sus calorías son vacías (apenas tienen nutrientes) y producen un aumento de los niveles de glucosa en sangre. Además suelen presentar un exceso de sal y utilizar aceites refinados de mala calidad. Fruta o un puñadito de frutos secos son mejores opciones para un snack y más saciantes.
3. Leches vegetales azucaradas
Con la moda de demonizar a los lácteos, cada vez podemos encontrar más tipos y marcas de bebidas vegetales, ya sean de soja, de avena, de arroz, de coco, de almendras… Esto no es malo. Pero no todas las fórmulas son iguales y el problema aparece cuando sustituimos la leche por un producto que consideramos o nos sienta mejor pero terminamos optando por uno alto en azúcares. Es importante mirar el etiquetado y comprobar que no tiene azúcares ni grasas de mala calidad añadidas y prestar atención al porcentaje de materia prima. No es raro leer la lista de ingredientes y descubrir que tu bebida de almendras tiene un 2% de almendras. Aunque el resto de ingredientes sean buenos, estás pagando por beber agua. La mejor opción sería sin duda hacer tu propia bebida vegetal.
4. Jamón cocido
Este es un alimento que podemos encontrar en la mayoría de dietas por las pocas calorías que aporta; pero no es especialmente interesante. De entrada, incluso los de la mejor calidad, no dejan de ser carnes procesadas, que favorecen la aparición de inflamación interna en el cuerpo, y lo mejor sería no incluirlos en nuestra alimentación. Luego está el hecho de que mucho de lo que se vende como jamón cocido, no lo es. En la mayoría de los casos la carne constituye el 50% del producto. Lo demás es agua, azúcares, sal, fécula de patata y proteína vegetal, todo de baja calidad para que sea más barato. Además, la carne utilizada para este tipo de productos tampoco suele ser el jamón sino otras partes del animal más baratas.
5. Zumos envasados
Siempre nos han vendido que en el desayuno ideal tiene que estar presente el zumo. Sin embargo, los zumos, al carecer de la fibra presente en la fruta, producen una subida muy rápida de los niveles de glucosa en sangre. Esto ya pasaría con un zumo natural, pero si además lo tomamos de compra, tendrá una gran cantidad de azúcares añadidos que harán que esta respuesta sea aún mayor. El efecto es casi como tomarse un refresco. La mejor opción es tomar una pieza de fruta entera.
6. Lácteos bajos en grasa
Cualquier persona queriendo controlar su peso una de las primeras cosas que hace es cambiar los lácteos por su versión desnatada. Al quitarles la grasa, los lácteos desnatados aportan muchas menos calorías; pero también muchas menos vitaminas pues se pierden al eliminar la grasa y luego se le añaden sintéticas y ya el efecto no es el mismo (además de que la grasa ayuda a la absorción de las vitaminas). Estos productos tendrán menos calorías pero también aportan menos saciedad, por lo que consumirás más de otros alimentos.
Además, especialmente en el caso de los yogures, como al quitarle la grasa deja de ser palatable, se le añaden más azúcares o edulcorante para mejorar el sabor. Lo mejor es que la leche sea semidesnatada o entera y los yogures naturales y enteros, pues los de sabores o los de cereales también llevan muchos azúcares añadidos.
7. Productos “sin gluten”, veganos u orgánicos
Que un producto esté etiquetado como “sin gluten”, “vegano” u “orgánico” no significa que sea saludable, simplemente indica eso, que no tiene gluten, no contiene productos de origen animal o sus componentes son orgánicos. Cualquier bollería con este etiquetado va a seguir teniendo grandes cantidades de azúcar, grasas de mala calidad y harinas refinadas. No te dejes engañar por estos reclamos.
8. Cereales de desayuno
Este tipo de productos, que se ha convertido en un indispensable en el desayuno para muchos, están altamente procesados. Especialmente los que están destinado a los niños, contienen cantidades muy elevadas de azúcar, saborizantes y colorantes artificiales. Son altos en calorías y muy pobres en fibra y otros nutrientes. Se anuncian como ricos en minerales y vitaminas pero estos son añadidos sintéticos y no son tan saludables como los naturalmente presentes en el alimento que se pierden en el procesado. Algo parecido pasa con los cereales “para cuidar la línea”. La mejor opción es optar por cereales naturales e integrales, sin azúcares añadidos (se les puede añadir fruta para endulzar), como pueden ser los copos de avena o de espelta.
9. Galletas integrales
Una galleta normal estaría elaborada con harina refinada, azúcares y grasa. En el caso de las galletas integrales, la diferencia es que en lugar de harina refinada se utiliza harina integral que, sí, es mejor y los reclamos de que son ricas en fibra son verdad aunque muchas veces la cantidad de fibra que aportan no es muy alta. Sin embargo, a pesar de usar una harina de mejor calidad siguen llevando grandes cantidades de azúcares y grasas de mala calidad. Habría que mirar bien la lista de ingredientes para asegurarnos que no llevan azúcares añadidos y el tipo de grasa que usan.
10. Bebidas isotónicas
Estas bebidas están muy de moda especialmente entre la gente que hace deporte pero no son tan sanas como se las pinta y su consumo habitual puede tener consecuencias sobre nuestra salud. Tienen una gran cantidad de azúcares y calorías que se justifican por la necesidad de reponer agua, minerales y energía tras hacer deporte pero las cantidades que presentan están muy por encima de lo que haría falta. La mejor bebida para rehidratarse siempre será el agua.
11. Productos light
Dejando de lado que tanto la versión light como la original son productos ultraprocesados y deberíamos limitarlos todo lo posible, está la cuestión de que un producto light no tiene por qué ser mejor que su original. Para que un producto se considere light tiene que tener al menos un 30% menos de calorías que su versión original. Pero la mayoría de versiones light son de productos hipercalóricos en los que reducir en un 30% las calorías no deja de hacerlos hipercalóricos. Como pasa con los desnatados, al quitarle una parte para reducir las calorías, el producto pierde sabor así que se le suelen añadir grasas de mala calidad y endulzantes artificiales.
12. Refrescos light o zero
A estos refrescos se les quita el azúcar y se sustituye por edulcorantes. Hay mucha controversia entorno a los edulcorantes. Hay gente que dice que producen todo tipo de enfermedades, mientras que otros los defienden basándose en los muchos estudios que dicen que se pueden tomar sin problema. Pero que sea seguro tomarlos, no significa que sean inocuos. Los edulcorantes alteran nuestra microbiota intestinal. También interfieren con nuestra sensación de hambre y elevan los niveles de insulina, además de que algunos edulcorantes pueden ser incluso más dulces que el azúcar y de esa forma nuestras papilas gustativas se acostumbrarán y cada vez querremos alimentos más dulces.
13. Ensaladas preparadas
Estos productos que encontramos en los supermercados, que de entrada pueden parecer alimentos completamente saludables, no lo son tanto. A pesar de ser productos vegetales, estos con frecuencia son de baja calidad y no aportan muchos nutrientes. Y, como por lo general el vegetal por sí solo no sabe a nada, suelen ir acompañados de algún aderezo rico en sodio y edulcorantes.
14. Pan integral
Desde luego, si se va a comer pan, lo mejor es el pan integral. Pero ojo, mucho de lo que se vende como pan integral en realidad no lo es. Muchos de estos panes están elaborados con harina refinada a la que luego se le añade salvado o colorantes para darle un color más oscuro y que de el pego o poder decir que tiene más fibra. Pero, incluso teniendo algo más de fibra que un pan normal, el efecto que produce en nuestro cuerpo sigue siendo el mismo. También ocurre con los panes multicereal. Esto no significa que sea un pan hecho con harina integral. Hay que mirar en el etiquetado que esté hecho con harina integral (o al menos que esté en bastante mayor proporción que la refinada). Lo mejor es que sea de panadería donde te puedan asegurar el tipo de harina que han utilizado y que además esté hecho con masa madre.
15. Hamburguesas vegetales
Este tipo de hamburguesas son una buena opción si se quiere sustituir de vez en cuando la carne pero, al ser por lo general productos muy procesados, hay que asegurarse de que están hechas con ingredientes de calidad. Mirar que estén hechas con legumbres, cereales integrales y verduras y que no se les haya añadido azúcar (lo que es muy común en este tipo de productos vegetales) es importante. Aunque la mejor opción es sin duda hacerlas en casa.