Los cereales son probablemente uno de los desayunos estrella en la mayoría de casas. Los puede consumir toda la familia y, por tanto, existe toda una gama de diversos sabores y funciones. En esta entrada vamos a hablar de esos cereales que nos venden como ricos en fibra, fortalecidos con todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita e ideales para ayudar a la mujer a cuidar su peso (porque, al parecer, los hombres metabolizan estos cereales de forma diferente y a ellos no les funciona, de ahí que siempre salga la silueta de una mujer en la caja). Con todos estos reclamos, no es de extrañar que cuando queremos empezar a comer saludable o cuidar nuestro peso, este sea uno de los primeros productos que entra en el carro de la compra, pero ¿de verdad nos ayudan estos cereales a cuidar la línea? Y, lo más importante: ¿son saludables o un engaño más del marketing?
¿Qué nos dice el etiquetado de los cereales para ‘cuidar la línea’?
No me canso de repetir la importancia de leer el etiquetado de un producto para evaluar su calidad nutricional en lugar de dejarnos engañar por los reclamos que aparecen de forma llamativa en la parte frontal del paquete. Y si hacemos esto con estos cereales que nos venden como perfectos para ayudarnos a adelgazar o cuidar la línea, nos vamos a llevar varias sorpresas.
Por un lado, si comparamos las calorías que aportan estos cereales con cualquier otro tipo, vamos a comprobar que, sorprendentemente, nos aportan una cantidad muy parecida. Sin embargo, no me quiero centrar mucho en esto porque ya he mencionado muchas veces que las calorías no son lo más importante. Podría ser que unos cereales corrientes nos aportasen esas calorías por su alto contenido en productos insanos y que los de cuidar la línea lo hagan a partir de ingredientes con una densidad energética alta pero aún así saludables, como pueden ser los frutos secos.
Desgraciadamente, no vamos a tener esa suerte. Si nos fijamos en el contenido de azúcar, unos cereales para cuidar la línea pueden contener entre 16 y 30 gr de azúcar por cada 100 gr. Eso quiere decir que cuando tomamos un bol de cereales, una cuarta parte de lo que comemos es azúcar sin más.
Entre sus reclamos publicitarios solemos encontrar “ricos en fibra” o “con cereales integrales”, sin embargo, al leer la lista de ingredientes, comprobamos que principalmente contienen cereales refinados y la cantidad de cereales integrales que presentan no suele llegar al 50%. En algunas ocasiones se les añade salvado de trigo para aumentar el contenido de fibra y aún así, la presencia de este nutriente es bastante baja, muy por debajo de los 6 gr a partir de los cuales podríamos considerar que un producto es rico en fibra.
Por último, también cabe destacar que tienen una considerable cantidad de sal.
Lo más curioso de todo es que cuando comparas estos cereales con unos destinados para niños o para el estreñimiento, vas a ver que su composición es prácticamente la misma, aunque están destinados a casos completamente diferentes. Solo eso ya debería hacerte cuestionar su veracidad.
Conclusión
Los cereales que se venden concretamente para cuidar la línea, ni ayudan a controlar el peso, ni son saludables. De hecho, pueden tener el efecto contrario. Al hecho de que es un producto insano hay que añadirle que cuando lo consumimos creyendo que se trata de un desayuno saludable, podemos descuidar otras comidas, dando por hecho que ya hemos cumplido en el desayuno; o podemos llegar a abusar de estos productos por considerarlos beneficiosos para la salud.
Esto pasa con la mayoría de las marcas, especialmente cuando tienen llamativos reclamos informando de sus muchos beneficios. Si se quiere desayunar cereales, que no tiene nada de malo, lo mejor es optar por aquellos que son 100% integrales y a los que no se les ha añadido, azúcares, edulcorantes, ni sal, como pueden ser los copos de avena o espelta, normales o hinchados, aunque también podemos encontrar algunos cereales en el supermercado a base de trigo o maíz que son aceptables.