5 trucos para tener un vuelo saludable
Las vacaciones son geniales pero para muchos los largos trayectos en avión, tren o coche no lo son tanto y a veces hacen que al llegar a nuestro destino, en lugar de estar llenos de energía para disfrutar al máximo, nos encontremos fatigados e incluso enfermos. Y es que en concreto una cabina de avión no es precisamente un ambiente saludable. La presión, menos niveles de oxígenos y de humedad en el aire, tanta gente a nuestro alrededor, estar varias horas en la misma postura… todo esto hace que el cuerpo sufra sin que nosotros intervengamos. Por eso, en esta entrada quiero compartir contigo 5 trucos para tener un vuelo saludable y que ese viaje que te separa de tus vacaciones no sea tan devastador sobre tu cuerpo:
1. Mantente hidratado
Ya sé que siempre que hago entradas de consejos el agua está entre los primeros, pero no me voy a cansar nunca de repetir lo importante que es para nuestra salud estar bien hidratados. Cuando tenemos que hacer un viaje largo es aún más importante. A veces no tenemos mucho agua a nuestra disposición y se nos olvida beber con regularidad; o igual eres como yo y no eres muy amigo/a del baño del avión y para ahorrártelo evitas beber. Esto, por supuesto, no puede ser así. Puedes leer aquí por qué el agua es tan importante para nuestra salud.
Es recomendable llevar contigo una botella reutilizable que puedas llenar antes de subir al avión. De esta forma siempre tendrás agua a mano. Una vez dentro es mejor tomar agua embotellada en lugar de rellenarla con la del grifo del avión pues, aunque lo limpian, no hay una regla que establezca cada cuánto tienen que hacerlo. Y, desde luego, cuando te ofrezcan bebidas, opta siempre por agua en lugar de por refrescos y otras bebidas azucaradas. Ten en cuenta que además las bebidas carbonatadas pueden causar dolor abdominal a esas altitudes. Si quieres variedad puedes llevarte tus propias bolsitas de té y pedir agua caliente. Además, limita la cafeína y el alcohol antes y durante tu viaje porque estas sustancias deshidratan nuestro cuerpo.
PIEL
También es muy importante mantener hidratada nuestra piel. La humedad dentro de la cabina del avión es de un 25%; mientras que lo normal es que sea más o menos del 35%. Estar sometidos a esta bajada de humedad durante tanto tiempo pueden hacer que aparezcan brotes de acné o se reseque la piel. Es recomendable llevar un spray de agua para rehidratar de vez en cuando y llevar el mínimo maquillaje. Puedes incluso aprovechar tanto tiempo libre para ponerte una mascarilla hidratante 😉
2. Lleva tu propia comida
Es importante tener una variedad de aperitivos saludables a mano por si nos entra hambre durante el viaje. Así evitamos tener que comprar cualquier cosa poco saludable cuando pasa la azafata con el carrito. Empaqueta fruta, frutos secos, chocolate negro, fruta deshidratada o algo casero como garbanzos crujientes o bolas de chocolate.
Si se puede evitar la comida del avión será mucho mejor. Lo que nos darán será bajo en fibra, alto en sodio, grasas trans y lleno de aditivos y conservantes. En general, componentes de mala calidad. Todo ello problemático para nuestra microbiota intestinal. Puedes comprar algo antes de subir al avión o hacer varias comidas pequeñas a base de snacks saludables. En estas condiciones es recomendable no comer mucho pues las digestiones van a ser peores. Además, al no tener que destinar energía a la digestión, el sistema inmune se mantiene más activo. Incluso se ha visto que no comer durante el vuelo puede ayudar con el jet lag.
3. Ejercítate
Desde luego, ponerte a hacer sentadillas o abdominales en medio del avión va a ser complicado; y tampoco es lo más recomendable. Sin embargo, hay pequeñas cosas que puedes hacer para mantenerte en movimiento. Puedes hacer ejercicios de relajación en el asiento para liberar la tensión que se crea en la espalda y en las piernas; levantarte cada cierto tiempo y recorrer el pasillo; mover las piernas y contraer los músculos…
El mayor problema de un viaje largo es que pasamos muchas horas en la misma postura. Esto, junto a la baja presión de la cabina y la deshidratación, puede favorecer que se formen coágulos de sangre en las piernas. Estos ejercicios ayudarán a propulsar la sangre al corazón. Utilizar medias compresivas durante el viaje también puede ayudar a la circulación. Otro beneficio de beber agua es que tendrás que levantarte para ir al baño. Ahí ya tienes un par de paseos asegurados 😉
Es una buena idea hacer algún tipo de ejercicio antes del viaje, preferiblemente al aire libre para oxigenar bien el cuerpo. Una vez en el avión, intenta hacer algo cada hora, evita cruzar las piernas y no te quites los zapatos. Con la presión, los pies pueden tender a hincharse (además de que, aunque cómodo, es muy poco higiénico).
4. Potencia tu sistema inmune
Vamos a ser honestos, un ambiente cerrado con tanta gente metida no es precisamente el lugar más limpio y vamos a estar expuestos a muchos gérmenes. Por ello es importante que nuestro sistema inmune esté trabajando al 100% para evitar ponernos enfermos al comenzar nuestras esperadas vacaciones. Para ello, empieza a cuidar tu alimentación un par de semanas antes de irte de viaje, pues la forma de potenciar nuestro sistema inmune es cuidando nuestra salud intestinal. Consume frutas, verduras, legumbres, alimentos fermentados y evita alimentos inflamatorios. Mantente bien hidratado los días antes. Puede ser incluso bueno que tomes algún probiótico en este tiempo y durante el viaje (especialmente si se viaja al extranjero). La microbiota intestinal puede verse alterada con los cambios de alimentación, agua y estrés; y cuando estamos de viaje, esto es lo que menos nos apetece.
Una vez en el avión, sin llegar a ser un Sheldon Cooper, hay algunas cosillas que se pueden hacer para evitar ir coleccionando los gérmenes de los demás. Lleva algo que te sirva para taparte y evitar utilizar la manta que te dan y que ha sido utilizada por docenas de personas antes de ti y que simplemente se ha doblado y se ha guardado para el siguiente. Utiliza toallitas desinfectantes sobre todo después de ir al baño y antes de comer cualquier cosa; y limpia la bandeja antes de comer, puesto que no puedes saber lo que el anterior ha hecho en ella (y sí, cambiar los pañales es una realidad).
5. Descansa
Y lo más importante: relájate. El estrés puede causar muchos daños en el cuerpo, además de debilitar el sistema inmune. Los viajes largos se pueden hacer muy pesados pero aprovecha todo este tiempo libre para hacer cosas que te gusten: lee, escucha música, ve una peli o una serie, dibuja, haz un crucigrama, medita, duerme… Examina la hora de salida y de llegada para determinar si deberías dormir en el avión y llegar descansado a tu destino o si, por el contrario, vas a llegar de noche y deberías dormir allí.
Estos son los principales consejos para mantenerse saludable durante un viaje largo pero hay muchos otros que pueden ayudar como llevar ropa cómoda y vestirse con capas para poder adecuarte a la temperatura (así además te entra más en la maleta ;)).
Y, por supuesto, una vez en tu destino intenta mantener algunos hábitos saludables. No hace falta obsesionarse, pero los que te sean posibles, tu salud te lo agradecerá y tú mismo te sentirás mejor y disfrutarás más. En esta entrada compartí hace unas semanas mis 5 consejos para mantenerse saludable en vacaciones.
¡Espero que esta entrada te haya ayudado y disfrutes de las vacaciones!