El café ¿es bueno o es malo para la salud?

El café ¿es bueno o es malo para la salud?

El café es nuestra principal fuente de cafeína y se ha convertido en el elemento imprescindible en muchos desayunos. No es raro encontrar gente que necesite tomar dos o tres cafés a lo largo de la mañana para mantenerse despierto. Tanta popularidad, por supuesto, no está exenta de controversia y no faltan los estudios que lo defienden por sus muchas propiedades o los que están completamente en contra. En esta entrada vamos a ver los dos puntos de vista a fondo.

Beneficios del café

La cafeína es un estimulante y, como tal, puede mejorar la atención. En el cerebro bloquea la adenosina, un neurotransmisor con propiedades sedantes. Al bloquear esta hormona aumenta la actividad cerebral y la liberación de otros neurotransmisores como norepinefrina y dopamina. Esto reduce el cansancio y nos sentimos más alerta. Sin embargo, esto suele tener efecto a corto plazo. Unas horas después de haberlo tomado pueden aparecer signos de sueño, nerviosismo o mal humor. Para estudiar no es demasiado recomendado porque puede provocar sobreestimulación.

La cafeína también puede aumentar nuestro metabolismo y ser un buen aliado cuando realicemos actividad física. Como ya he dicho, mejoraría los reflejos y la reacción; y además contribuiría a que se consumiese más energía (se queman más calorías) y a que se movilizasen las reservas de grasa corporal. Además mejora nuestra condición tras el ejercicio físico. Sin embargo, si se toma café todos los días es posible desarrollar una tolerancia y que no se tenga el mismo efecto.

Por último, el café es muy rico en antioxidantes y puede tener cierto beneficio sobre algunas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson o la demencia; además de un efecto protector frente a la depresión. Puede estar ligado a una reducción del riesgo de cáncer de próstata, hígado, mama, gástrico y de colon; y se ha asociado a un descenso de la inflamación y del estrés oxidativo.

Problemas de consumir café

Que el café suponga un problema dependerá sobre todo del individuo y la sensibilidad que presente a la cafeína; y, por supuesto, de la cantidad que se consuma al día.

Parece necesario empezar por las propiedades adictivas de la cafeína, la cual puede terminar causando dependencia. Además se puede crear tolerancia y cada vez requerir más. En estos casos, cuando se intenta dejar aparecen síntomas como dolores de cabeza e irritabilidad. Por otro lado, tomar mucha cafeína, cuando se sufre de estrés o ansiedad puede empeorar la situación al tratarse de un estimulante.

Otro síntoma obvio es su efecto disruptor sobre el sueño (no a todo el mundo le afecta), haciendo que te cueste dormirte, que te despiertes mucho por la noche, o simplemente que la calidad del sueño no sea buena. Si esto te ocurre, intenta no tomar café a partir del mediodía. Ojo, el café descafeinado también tiene cafeína, solo que en menor cantidad. Si se es muy sensible, tomar un descafeinado por la tarde también puede ocasionar problemas para dormir.

También aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés, especialmente si se es sensible a él. Esto puede provocar algunos desajustes hormonales ya que para bajar los niveles de cortisol, el cuerpo utiliza progesterona. De esta forma se crea un desajuste entre los niveles de estrógeno y progesterona que, entre otros, puede favorecer la acumulación de grasa. Además, en exceso puede afectar al tiroides.

Otro factor que varía de una persona a otra es el metabolismo. El hígado metaboliza la cafeína y unas personas lo harán de forma más rápida y otros de forma más lenta. Esto es principalmente cuestión de genes. Sin embargo, se ha asociado un metabolismo lento de la cafeína con un aumento en el riesgo cardiovascular, hipertensión y aumento de glucosa en sangre.

Un exceso de cafeína también puede producir deshidratación, dolores de cabeza, gastritis y estreñimiento entre otras.

¿El café engorda?

El café o la cafeína, como tal, no engordan y un par de cafés al día pueden estar presentes en una alimentación perfectamente saludable (a no ser que se sea muy sensible a él, como ya hemos dicho). Sin embargo todo tiene un límite y no es difícil encontrar gente en el otro extremo, consumiendo más de tres cafés al día, llegando incluso a ocho. En estos casos, este exceso de café y cafeína sí que puede estar teniendo un efecto sobre nuestro peso y aquí el por qué:

  • Como ya hemos dicho, la cafeína aumenta los niveles de cortisol, es decir, el estrés. Esto puede hacer que aumente la ansiedad por comer alimentos muy azucarados o muy salados, altos en calorías.
  • Por lo general no tomamos el café solo. Le añadimos azúcar o algún edulcorante que hará que los niveles de glucosa suban rápidamente en sangre. Luego caerán rápidamente dando una sensación de hambre. (Especialmente los edulcorantes se ha visto que incrementan el hambre).
  • Por sí sola, la cafeína también aumenta los niveles de glucosa en sangre.

Conclusión

El café no es malo. Desde luego, en lo que a bebidas se refiere, junto al té y las infusiones es de las mejores (sin contar el agua, obviamente). Los problemas aparecen cuando consumimos más de la cuenta, desarrollamos una adicción o se es muy sensible, en cuyo caso deberíamos aprender a limitar la cantidad que tomamos; y, por supuesto, prestar atención a con qué lo acompañamos. Normalmente lo tomaremos con leche, azúcar o sacarina. Eso es lo típico, pero también pueden caer unas galletitas o algo de bollería. Y si tomamos 3 o 4 cafés al día pero cada uno lo acompañamos de una pasta, ya podéis ver donde está el problema. De esta forma, además, no se apreciarán los beneficios que tomar café en moderación podría presentar. Incluso podría tener el efecto contrario.

 

Photo by Christiana Rivers on Unsplash

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