¿Es el surimi tan saludable como nos prometen?

¿Es el surimi tan saludable como nos prometen?

¿Sabías que los palitos de cangrejo no llevan cangrejo? Este producto se nos vende como un alimento súper saludable y se nos da a entender que es una alternativa perfecta al pescado, estando, incluso, presente en muchas dietas. Lo que no saben muchos de los que compran este producto es que no están comprando cangrejo, sino surimi. El surimi es un invento de la cocina japonesa al que denominamos frecuentemente como “palito de cangrejo” por su gran parecido a las patas de este animal.

Lo mismo ocurre con las gulas, un producto diseñado para sustituir a las angulas, con un precio mucho más accesible para la población; pues, el paquete que compramos por 3 euros nada tiene que ver con el pececillo, sino que también se trata surimi. A este se le pinta el costado con tinta de calamar para darle ese color grisáceo y que se asemeje al alimento real.

Ambos productos se venden como ideales para la salud por su alto contenido en proteínas de buena calidad y ser bajos en grasa pero, ¿de verdad es el surimi saludable?

¿Qué es el surimi?

El surimi es carne de pescado blanco a la que se le han quitado las espinas y se ha eviscerado, se ha picado, se ha lavado hasta que adquiere una textura gelatinosa y se le han añadido otros ingredientes y diversos aditivos como conservantes y potenciadores del sabor. Es decir, el surimi es un producto ultraprocesado y, como tal, no es saludable, por mucha proteína de pescado que contenga.

El surimi, aunque se haga a partir de pescado, no deja de ser una carne procesada. Vamos, que es como el embutido del mar. Y, aunque en este blog ya hemos hablado muchas veces de los riesgos de consumir carne procesada, siempre solemos tener en mente carne de origen animal, pero estos productos tienen el mismo impacto sobre nuestro cuerpo.

¿Es el surimi un sustituto saludable del pescado?

Todos estos procesos que hemos mencionado a los que se somete la carne de pescado para obtener el surimi, conllevan una inevitable pérdida de nutrientes, por lo que consumiendo este producto no obtenemos las mismas vitaminas, minerales y grasas cardiosaludables que obtendríamos del pescado.

Dejando a un lado lo que se pierde en el proceso de elaboración, te animo a leer el etiquetado de alguno de estos productos para comprobar lo que ganan. Ya te voy adelantando que no es nada bueno.

Empecemos quitando esto del medio. Sí, el surimi es muy rico en proteína y sí, esta proteína, al ser procedente del pescado, es de buena calidad. Ahí queda lo bueno que nos ofrece este producto, pues, cuando comemos pescado, obtenemos esta proteína junto a los nutrientes que ya hemos mencionado que perdemos en la elaboración. Sin embargo, cuando ingerimos surimi, además de proteína, estamos consumiendo harinas refinadas, azúcares, almidón, altas cantidades de sal, potenciadores del sabor y aceites refinados, lo que reduce su calidad nutricional considerablemente y hace que el surimi no tenga ni punto de comparación con el pescado.

Derivados del pescado

Desafortunadamente, esto no es algo que ocurra tan solo con el surimi. La mayoría de productos derivados del pescado son ultraprocesados nada saludables. Por ejemplo, las famosas varitas de merluza que le damos a los niños porque es la única forma de que coman pescado. Estas varitas pueden llegar a tener menos de la mitad de pescado en su composición, siendo el resto harinas refinadas, almidón, aceite de girasol, sal, azúcar, albúmina de huevo y aditivos. A todo ello hay que sumar que es un producto que solemos freír en un montón de aceite. Vamos, que contra todo pronóstico y para alegría de los más pequeños, es más recomendable prepararles unos huevos revueltos.

En conclusión, consumir palitos de cangrejo o gulas NO es lo mismo que tomar pescado. Y esto viene de alguien a quien no le gusta nada el pescado pero se ve forzada a defenderlo cuando gente (como su propio padre ¬¬) intentan convencerla de que el surimi es bueno porque es “proteína pura”.

Como ya hemos tratado muchas veces, a menudo, el problema de llevar una mala alimentación no se debe tanto a que no estemos dispuestos a tomar buenas decisiones, sino que nuestro entorno nos induce a tomar las decisiones erróneas, haciéndonos creer que son las correctas, poniendo en juego nuestra salud.

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