¿Es saludable seguir dietas hipocalóricas?

¿Es saludable seguir dietas hipocalóricas?

Cuando se quiere perder peso, nuestro primer instinto suele ser siempre el mismo: reducir las calorías. Por ello,lo primero que desaparece de nuestra alimentación son las grasas, que son el macronutriente que más calorías aporta. Para satisfacer esta idea de la restricción calórica podemos encontrar infinidad de dietas: a base de batidos, dietas hipocalóricas, consumir solo fruta… Todas estas prometen grandes resultados en poco tiempo, que suele ser lo que nos interesa, pero ¿realmente funcionan? Y, lo más importante, ¿es saludable el seguimiento de dietas hipocalóricas?

Antes de nada, tenemos que comprender el papel que juegan las calorías en nuestro cuerpo. Utilizamos las calorías que ingerimos para formar la energía suficiente que permita al organismo realizar sus funciones vitales y nuestro día a día. Solo con eso parece de cajón que al ingerir muchas menos calorías de las que necesitamos, estamos poniendo en peligro algunas de estas funciones.

¿Cuáles son los efectos de restringir calorías?

Seguir dietas hipocalóricas puede derivar en falta de energía, mal humor, ansiedad, hipertensión, diabetes… además de todos los problemas que conlleva la falta de nutrientes, y muchas hormonas pueden verse severamente afectadas. Las grasas son necesarias para la correcta producción de hormonas sexuales. El no recibir suficiente alimento genera una situación de estrés que aumenta el cortisol. Esto, junto a la falta de nutrientes puede afectar al tiroides y al sistema inmunitario, haciendo que seamos más susceptibles a sufrir infecciones.

Otra hormona que se ve afectada es la grelina, la hormona del hambre. El cuerpo no es tonto, si no está obteniendo suficientes calorías activará el apetito para señalar al cerebro que necesita más, aumenta la grelina y, por tanto, aumenta el hambre.

Además de los problemas que conlleva para nuestra salud el seguir una dieta hipocalórica, la pérdida de peso que se consigue con este tipo de dietas es muy difícil de mantener y suele aparecer el famoso efecto yoyó. Cuando se pierde tanto peso de golpe, lo principal es que se pierda agua y músculo y luego, en menor medida, grasa. La grasa es nuestro almacén de energía y, si no aportamos suficientes calorías al cuerpo por medio de la alimentación, este se agarrará a conservar sus reservas de grasa para el futuro y en cambio se deshará de lo que no le hace falta inmediatamente, para formar energía, en este caso, el músculo.

Al perder masa muscular, disminuye el metabolismo en reposo y al recibir poco alimento, el cuerpo, a su vez, disminuye el metabolismo para gastar menos y así conservar las reservas de energía. Esto supone que cuando volvemos a comer normal tras haber perdido los kilos deseados, nuestro cuerpo gaste menos y, aunque se ingieran las mismas cantidades que antes de comenzar la dieta, engordaremos más y, no solo recuperaremos el peso perdido, sino que ganaremos algunos kilos más.

Cada vez que sometamos a nuestro cuerpo a este tipo de dietas, más costará perder peso pero más fácil nos será ganarlo cuando volvamos a nuestra alimentación habitual.

Conclusión: seguir dietas hipocalóricas no es saludable

Contar calorías y obsesionarse con ello crea una mala relación con la comida, que debería evitarse a toda costa si se pretende perder peso o simplemente seguir una alimentación saludable. Las calorías importan y no hay que pasarse, pero también importa de dónde proceden. Como ya hemos mencionado con anterioridad en el blog, no todas las calorías son iguales y su impacto sobre el organismo depende mucho del alimento del que proceden. Por mucho que se nos insista con el balance energético, es decir, que lo que importa para adelgazar es tomar menos energía de la que se gasta, no es lo mismo obtener la misma cantidad de energía de unos frutos secos que de una palmera de chocolate.

Basando nuestra alimentación en alimentos reales, es decir, materias primas donde predominen los alimentos de origen vegetal, es más fácil controlar las calorías que se ingieren y regular los mecanismos que controlan el hambre, por lo que será más exitoso en la pérdida de peso que limitar las calorías y no prestar atención al tipo de alimentos que se consumen, además de que nos ahorraremos causar daños innecesarios en nuestro organismo.

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