¿Existe un ‘peso ideal’ para cada persona?

¿Existe un ‘peso ideal’ para cada persona?

Ahora en septiembre es cuando empiezan los propósitos de perder esos kilos que hayamos podido ir acumulando en verano. El peso ideal es esa cifra mágica que todos queremos alcanzar y, lo más importante, mantener y que la báscula no se mueva ni un gramo, pase lo que pase. Las revistas de belleza, e incluso de salud, nos juran poder ayudarnos a alcanzarlo; las marcas de ropa, cuyas modelos solo tienen un tipo de figura, nos hacen creer que ese es el ideal de belleza; y los famosos anuncian ciertos productos o dietas como las claves de sus cuerpos perfectos. Estamos siendo bombardeados constantemente con este concepto, sin embargo, la idea de que existe una cifra determinada o ‘peso ideal’ que se tiene que reflejar en la báscula para que estemos divinas, no solo es falsa, sino que intentar conseguirlo, puede llegar a ser peligroso para la salud.

Peso ideal vs normopeso

Los profesionales sustituyen la idea del ‘peso ideal’ por el normopeso, que en lugar de ser una cifra concreta es un rango dentro del cual nuestro peso, según nuestra altura, es considerado saludable. Para calcularlo se utiliza el Índice de Masa Corporal (IMC), cuya fórmula divide los kilos entre la altura al cuadrado. Estaríamos en normopeso cuando el resultado estuviese entre 18,5 y 24,9. Esto significa que hay un amplio rango de peso en el que una persona de una talla determinada tendría un peso ‘normal’.

Por ejemplo, para una persona que mida 1,65, el normopeso está entre los 50,3 kg y los 67,8, ¡que son casi 20 kilos de diferencia! Y cuanto mayor es la altura, mayor es el rango (para una persona que mida 1,80m está entre 59,9 y 80,7). Teniendo esto en cuenta, es difícil comprender cómo se puede promocionar la idea de un peso ideal cuando este puede ser perfectamente normal y saludable con una variación de 20 kilos.

Sin embargo, ni siquiera este método es del todo fiable, pues, como vemos, solo tiene en cuenta el peso, la altura y el género (hay una tabla de valores para mujeres y otra para hombres con un poco de diferencia). Es un método que no puede utilizarse en niños aún en crecimiento, en mayores de 65 años, gente de más de 1,98 o menos de 1,47m de altura, ni en gente muy musculada. Y es que uno de los mayores problemas que presenta este método es que no tiene en cuenta qué parte del peso es grasa y qué parte músculo. Eso quiere decir que una persona con mucha grasa y poco músculo podría tener el mismo IMC que otra persona de la misma altura con poca grasa y mucho músculo. Incluso si ambos estuviesen en valores por encima del normopeso, uno estaría perfectamente saludable y el otro no.

Normopeso vs peso saludable

El normopeso lo que indica es un rango de peso en el que hay menos probabilidades de sufrir enfermedades, es decir, es un rango donde nuestro peso sería considerado, por lo general, saludable. Sin embargo, no es la única variable que lo determina. Como hemos mencionado en el párrafo anterior, se puede tener un IMC que indique sobrepeso, pero que se deba al porcentaje de músculo y, por lo tanto, sea perfectamente saludable.

También hay que tener en cuenta el estilo de vida. Una persona con un IMC por encima de 25, que presente sobrepeso o incluso obesidad, pero que haga ejercicio regularmente y cuide su alimentación, va a presentar menos riesgo de desarrollar ciertas enfermedades que una persona dentro de normopeso que lleva un estilo de vida sedentario y una mala alimentación. Como vimos en esta entrada, existen casos de personas delgadas que acumulan mucha grasa visceral, es decir, alrededor de los órganos, que es la que realmente supone un problema a nivel de salud y, sin embargo, el IMC nos indicaría que están en normopeso.

Conclusión: el peso ideal no existe

El concepto de peso ideal está fomentado por las industrias de cosmética, productos dietéticos, alimenticia… a las que les interesa crear una preocupación/obsesión para hacer negocio. La mayoría de las veces, si queremos bajar de peso no es porque nos preocupe nuestra salud, sino porque no estamos contentos con cómo nos vemos y esto viene determinado habitualmente por nuestro entorno.

Pero, aunque nos cueste aceptarlo, el peso no es lo más importante. Es difícil admitirlo si no estamos contentos con nuestra apariencia y, por eso, es comprensible que pongamos en práctica métodos que prometen grandes cambios en poco tiempo pero, aunque en algunos casos los efectos externos puedan ser positivos, la mayoría de las veces los internos no lo son tanto.

El peso ideal no existe y fomentar ese ideal de belleza a base de dietas y productos que te hacen perder mucho peso en poco tiempo puede acarrear serios problemas para la salud, además de que es muy difícil mantener los resultados y se tiende a recuperar más rápido y luego es más difícil volver a perder esos kilos. La pérdida de un 5% del peso presenta mayores beneficios para la salud y es más fácil que se pueda mantener en el tiempo. Además, la idea del peso ideal puede tener serias repercusiones sobre la salud mental, causando frustración cuando es una cifra muy alejada a la nuestra o no somos capaces de alcanzarla a pesar de las privaciones a las que nos sometemos y puede desencadenar en baja autoestima e, incluso, depresión.

Tampoco el IMC y el normopeso pueden ser el único parámetro por el que nos guiemos para calcular nuestro ‘peso saludable’. Este puede ser útil si es utilizado en conjunto con estudios de composición corporal (porcentaje de grasa y músculo y localización de la grasa), índice cintura-cadera (si el de la cintura es mayor, existe riesgo de padecer enfermedad cardiovascular), análisis de sangre… y, por supuesto, el estilo de vida que se sigue.

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