¡Feliz 2020!

¡Feliz 2020!

Tras estos días de descanso, retomo las entradas de los martes. Penny y yo deseamos que hayáis pasado unas muy felices fiestas, que os hayan traído muchas cosas los Reyes y, por supuesto, que hayáis disfrutado de la comida. Penny ha engordado un kilo así que ahora la toca estar a dieta.

Como hice el año pasado, quiero utilizar esta primera entrada para rememorar un poco los mejores momentos de 2019 para coger el 2020 con buen ánimo e ilusión. Antes de nada, no están ordenadas según prioridad sino más o menos cronológicamente. Allá vamos:

  1. Viajé a Manchester y Edimburgo. Tengo que reconocer que pasé tanto frío en este viaje que me hizo cuestionar si ponerlo en esta lista o no. Pero era la primera vez que viajaba sola y lo pasé muy bien visitando a mi amiga Marina, así que tenía que incluirlo a pesar del tiempo (puedes leer la entrada del viaje aquí).
  2. Ver Los Vengadores: Endgame en el cine. Vale, vale, esto puede parecer súper raro y muy pero que muy friki pero deja que me explique. Para empezar, la peli es una pasada, pero eso obviamente no es lo que la hace merecedora de un puesto en esta lista. Como buenas fans de Marvel, mi amiga Natalia y yo fuimos a la primera sesión que hubo en todo León, a la que acudieron los más fans y los más frikis y tengo que decir que nunca he estado en una sala de cine como esa. Se palpaba la energía y la emoción, todos reíamos y aplaudíamos (y sufríamos un poco) y vivíamos la película con la misma ilusión incapaces de creer lo que estábamos viendo. Así que es una experiencia que guardaré toda la vida y, por ello, se merece un puesto (en cambio, si hiciese una lista sobre las cosas más decepcionantes del 2019, la última temporada de Juego de Tronos estaría en algún lugar entre la noticia de tener que volver a poner aparato y perderme el concierto de Ed Sheeran).
  3. Fui a la Feria de Abril. Ya dije en la entrada del año pasado que estaba yendo a clases de sevillanas con mi madre para poder ir, así que, es de esperar que fuésemos. La cosa es que como nos veíamos tan guapas y había que lucir la pedazo de falda que mi madre se curró, decidimos pegarnos una caminata en tacones, con 30ºC de temperatura, hasta la Plaza de España para sacarnos fotos bonitas y poder presumir luego (porque a las madres también les va el postureo, solo que no conocen el término). Y luego ya fuimos a la Feria. Bailamos, comimos gofres y acabamos con los pies llenos de bojas (en realidad eso solo fui yo, que soy tan diva que prioricé calzado bonito a cómodo).
  4. Dí mi primera charla sobre nutrición. Y contra todo pronóstico sobreviví y la verdad es que fue realmente bien. Desde luego no merecieron la pena las tres semanas llenas de ansiedad que viví hasta que llegó el día. Pero oye, qué es la vida sin un poco de drama.
  5. Hice el Descenso del Sella. Mi padre sigue insistiendo que no fue técnicamente el ‘Descenso del Sella’ porque no fue el fin de semana de la fiesta pero yo no sé qué otro término utilizar para decir que descendí el Sella en piragua (si alguien lo sabe que me lo diga). Y, aunque nos llovió un poco, todo habría sido perfecto si un capullo que bajaba el río cantando El Rey León no nos hubiese volcado la barca con toda la mala intención del mundo y hubiésemos tenido un pequeño ataque de pánico al perder momentáneamente el bidón donde iban los móviles y las llaves del coche.
  6. Empecé a jugar a padel. Fue un poco improvisado porque una compañera de Pilates quería hacer un curso de iniciación y necesitaba a alguien para hacer grupo y me lió a mí; pero al final ahí seguimos y hasta somos capaces ya de darle a la pelota (aunque lo que a mí me gusta de verdad es rematar con ganas).
  7. Descubrí el esmaltado semipermanente. Esta también puede parecer una cosa súper extraña para poner aquí pero si eres nerviosa como yo, conoces la frustración de no tener nunca las uñas bonitas ya sea porque tienes los dedos siempre llenos de pellejos o porque no te dura el esmalte nada, así que esto ha sido todo un descubrimiento y una despreocupación porque quedan preciosas y perfectas durante casi un mes (PD. me las hace mi vecina Sara, puedes visitar su instagram @byeborednails y ver los diseños y atiende en León y Córdoba).
  8. Viajé a Oporto. Puedes leer la entrada del viaje aquí.
  9. Vi Anastasia, el musical en Madrid. Esto fue solo hace unas semanas porque, obviamente, había que verlo en diciembre para que tuviese sentido cantar “una vez en diciembre...”; y me hizo muchísima ilusión porque era una de mis películas favoritas cuando era pequeña y, una vez, que superas que sustituyen a Rasputín por un general, le cambian la letra a todas las canciones y Anastasia es un poco demasiado dramática, es una producción preciosa que merece mucho la pena ver.
  10. Crecí en Instagram. Me lo he empezado a tomar en serio y lleva mucho tiempo pero también he conocido a mucha gente guay. Desafortunadamente, no puedo poner como algo positivo del año que llegase a los 1000 seguidores porque eso pasó el 4 de enero, así que me lo guardaré para el que viene y este celebraré que llegué a los 970-y-algo. 

El año pasado compartí también 5 hábitos sencillos que puedes empezar a incorporar en tu vida y te animo a leerlo si uno de tus propósitos de año nuevo es llevar un estilo de vida más saludable. Y para despedirme te dejo con algunas fotitos de este año.

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